miércoles, febrero 15, 2006

La Sinjodida

Su "éxito" no fue capaz de dulcificar su cara yerma y recordé un dicho oído en una región-vergel: "Un riego a tiempo nunca viene mal" y vi cuanta razón había en él. En su cara sólo se libraba del desastre la toxina botulímica (un paralizante muscular) que se había adosado en el rostro (no cara pues barata era). Su sonrisa de colmillo ofendía a las personas normales, pero ella se veía bien. Grandes cosas verán nuestros ojos, Sancho.

1 Comments:

At 3:06 p. m., Blogger Isthar said...

Aunque dicen que es a uno mismo a quien se ha de gustar, a veces me pregunto cuánto de cierto hay en la opinión que sólo sea propio y no venga influenciado de fuera...

 

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