martes, junio 02, 2009

Retazos de un final

El hombre vive
en permanente celo
y ellas lo saben.

Los cazadores respetan la veda
de las presas porque saben
que no pueden defenderse
cuando están en celo.
Pero ellas no le respetarán a él.


Cazar a un hombre es como pegar a un niño.
No importa.
El hombre no tiene quien le proteja.


El músculo es culpable, dicen.
Sus másculos, sin embargo,
son esforzadamente inocentes.